(Andalucía rociera, 1992)
La marisma esconde su belleza en el atardecer de primavera, suena el viejo vals de un campesino, oración y alma rociera. Los labriegos regresan para sus casas dejando el campo solo con la luna, los caballos son libres como el aire al pie del palomar en la laguna.
- ESTRIBILLO - Y suena en Doñana un tambor, un tambor, y una flauta dulce que toca un pastor y una voz que canta, Rocío la madre de Dios.
Los pinares sueñan la llegada del camino de las hermandades cuando las flores ya están despiertas y vuelven al coto los zorzales. Y llegan cansados peregrinos hasta las orillas de su manto que bordaron rezando sus romeros andaluces Madre con sus cantos.
- ESTRIBILLO –
La marisma esconde su belleza en el atardecer de primavera, suena el viejo vals de un campesino, oración y alma rociera. Los labriegos regresan para sus casas dejando el campo solo con la luna, los caballos son libres como el aire al pie del palomar en la laguna.
- ESTRIBILLO - Y suena en Doñana un tambor, un tambor, y una flauta dulce que toca un pastor y una voz que canta, Rocío la madre de Dios.
Los pinares sueñan la llegada del camino de las hermandades cuando las flores ya están despiertas y vuelven al coto los zorzales. Y llegan cansados peregrinos hasta las orillas de su manto que bordaron rezando sus romeros andaluces Madre con sus cantos.
- ESTRIBILLO –